24 de junio de 2011

Introducción

Cuando uno se pone a meditar sobre el cauce de los ríos, el vaivén de los océanos o el murmullo de las fuentes, descubre que cada uno de ellos está formado únicamente por gotas. Simples gotas de agua.

Gotas de agua que se funden con diferente intensidad. Muchas de ellas sin destino, pero muchas también que saben hacia donde avanzar. Cada gota sin camino siempre acaba allí, en el mar. Pero hay gotas que forman parte de sistemas de riego, muy útiles. Gotas que hacen germinar la semilla de un futuro prometedor.

Así son las ideas. Están formadas por palabras que son gotas. Las palabras que dices o que  anotas. Las palabras que piensas o que brotan como el agua de las fuentes o la lluvia con sus gotas. Muchas de ellas sin destino, pero muchas también que saben hacia donde quieren llegar. Las palabras que son gotas armoniosas de la rima, que dan ritmo y que germinan con sus versos grandes prados, que pretenden colorear.

Las gotas que encontrarás en este texto tienen un objetivo, demostrar que el amor sí existe… y está en ti.

Edwin Rolando García Caal