Motivación

El discurso de mis privilegios




Edwin Rolando García Caal 

10 de mayo de 2023

 

Buenos días.

Quiero manifestar mi agradecimiento eterno a quien alimentó, de forma inicial, mi existencia en este mundo. A quien, segundo a segundo, debió estar pendiente de la protección que me era necesaria para atender o entender mis necesidades humanas y convertir esa actividad en una misión diaria.

A quien me entregó las primeras sonrisas que vi en mi vida y me permitió escuchar las primeras canciones que proporcionaron paz a mi alma y me hicieron dormir entre dulces momentos. Quiero consentir en este saludo la corrección de buen atino porque a partir de ella aprendí a decir no, y a tomar decisiones que me permitieran insertarme en el espacio latino de la sociedad, con sus propias leyes y lecciones.

Admiro el esfuerzo que ella aplicó durante el tiempo de mi niñez, a la búsqueda de mejorar mis condiciones económicas. Agradezco que tuve el privilegio de vivir a su lado hasta que sus brazos me soltaron para participar de la instrucción escolar y de allí en adelante caminar errante entre el trabajo y el amor, en busca de la construcción de mi propia familia.

Agradezco el privilegio que me dio al permitirme decir “mi mamá”, cuando hay tantas personas que ignoran ese sentimiento de pertenencia. Gracias a ella por estar conmigo siempre, pero al mismo tiempo dejarme transitar de la forma presencial de besos y abrazos, al espacio de sus oraciones, las cuales me permiten sentirme protegido.

Sé que no estoy siempre a su lado, pero no significa que no sea agradecido. Considero que cada buena obra que realizo y en cada decisión que tomo, se manifiestan sus enseñanzas, que estarán presentes en mi alma, todo el tiempo que me vean accionando para lograr la transformación del mundo en el que vivo. Qué privilegio.

No soy yo, es ella, la que está presente en mis razonamientos. Por eso, hoy quiero manifestar mi agradecimiento y  no miento cuando afirmo que el verdadero valor de una madre, va más allá de sus logros personales. En cambio, se encuentra multiplicado en las intervenciones positivas de sus hijos cuando dan lo mejor de sí a este mundo.

Qué privilegio tengo que fuera ella, la que me enseñara a vivir, porque si estoy aquí, y soy lo que soy, es porque tengo buena simiente.

Muchas gracias.








La entrevista que le hice a mi abuelita


Edwin Rolando García Caal
Noviembre de 2021



Abuelita, puedo hacerle una entrevista. ¿Usted nos quiere?

Hasta el último latido de mi corazón, eso no lo dudes. Y aprovechando tu consulta te diré que seguiré diciendo con toda emoción que la vida ha sido bella, porque me compartió con amor 2 Hijos, 6 nietos, 13 biznietos y 4 tataranietos, eso es lo mejor.

Y dígame abuelita, ¿Cuál es su mejor experiencia?

Es difícil resumir mis experiencias, pues la tierra tiene tantas recompensas. Premia el trabajo diario, el esfuerzo y el tesón, cuando se deja en cada acto el corazón.

¿Abuelita tiene algún consejo para nosotros?

Aprovechen los regalos de la tierra; busquen vida y paz, no se hagan la guerra. El ejemplo que he dejado, ese es todo mi legado, trabajar con honradez y poner en las acciones mucha ilusión.

¿Abuelita, cuánto tiempo debemos esforzarnos trabajando?

Hoy que tengo noventa y seis abriles, sé que trabajé ochenta a marcha suelta, pero no daré la vuelta, esa fue mi decisión. Fui madre soltera de dos hijos, analfabeta pero honrada y mantuve en pie mi dignidad por todos estos años acumulada. Mi primera hija la tuve a los 22 años y eso que no tenía un consejo de una madre o de un padre, o de un tío o de un abuelo. De un hermano o de algún familiar. Si tú tienes la oportunidad de esos consejos, lo que yo hice se puede mejorar. Yo en cambio, hice tortillas, hice tamales, hice chuchitos, vendí helado y trabajé de cocinera y de niñera. Lavé ropa hasta agotar mis pulmones, pero vi con mis ingresos cumplir tantas ilusiones. Pues con mis hijos, nietos, biznietos y tataranietos llegaron miles de bendiciones. Claro que hubo muchos sacrificios. De tanto respirar el humo de un comal mis pulmones están afectados como si hubiese fumado toda mi vida, pero ese es el milagro, aún sigo con vida.

¿Abuelita, fue difícil su vida?

No saben lo que significó ser mujer en aquellos tiempos. Alquilando e invadiendo un terrenito en un barranco. Sin ceder a nadie mi cuerpo, ni mi dignidad, logré una construcción modesta con láminas y madera, con piso de tierra pero bien barrido. No participé en política, en juntas de colonias, en agrupaciones de cuadra, en grupos de señoras. No tuve tiempo porque mis ingresos del día eran para comer el mismo día. No pedí limosna, no hice cola para recibir comida regalada del gobierno. Dios sabe que no me regalaron nada. Si soy orgullosa, diría que sí. Pero hasta mis últimos días considero que pagué lo que comí…

Hace unos meses vi que el monte del patio de la casa había crecido. Le pedí a uno de mis biznietos que por favor lo cortara. Avanzó medio metro y me dijo, hay mamita, eso está difícil. Mejor hay que contratar a alguien. Así que a mis 96 años de edad decidí hacer el trabajo para poner el ejemplo. Pero lo hice porque los quiero. El mundo ha cambiado. Yo nací en medio de una guerra mundial. Viví en medio de una guerra interna de 36 años de duración. Viví el secuestro de mi único hijo varón, estudiante san carlista. Lo secuestró la policía… (silencio).

Me quedé con mi única hija, quien gracias a Dios hasta el día de hoy me acompaña. Ella terminó viuda y las dos nos hacemos compañía. Quieres un consejo, te daré un consejo. Disfruta tu trabajo y hazlo porque te gusta. Si no es así renuncia y búscate uno que te dé la emoción que necesitas para vivir. No finjas, eso te hace un farsante. Di las cosas de frente pero con respeto. Si no estás de acuerdo, tú también tienes derecho a no estar de acuerdo. Así se quedarán contigo quienes de verdad te quieran. Quienes no lo hagan tenían otro camino para seguir. Sé feliz. Busca la paz y también busca momentos para descansar y para disfrutar. Que Dios te bendiga siempre. Si mi ejemplo no te motiva, busca uno que sí lo haga pero que te empuje a ser alguien de bien. A las mujeres les digo, me junté con un hombre que resultó mujeriego, así que lo dejé. Solo lo aguanté tres años, ni un día más y hasta el día de hoy no volví a buscar a ningún otro hombre. Demostré que se puede salir adelante siendo madre soltera.

No se preocupe abuelita. Yo he tomado su ejemplo, he aprendido que la verdadera lucha es trabajar por lo que se quiere y no por lo que se puede.

Me alegra. Te diré un secreto, a mis hijos y a mis nietos les conté que a los 8 años de edad decidí escapar de mi casa y tocar de puerta en puerta buscando trabajo. Les conté que una señora me contrató para ser niñera, pero me trajo a vivir a la capital y por eso nunca más volví a ver a mi familia y que así inició mi vida. Les quise mostrar un ejemplo de emprendimiento y cambié la historia por una que doliera menos. Pero creo que ya estoy preparada para contarte la verdad. En realidad no me escapé de mi casa. Mis papás me vendieron cuando yo tenía 8 años de edad, a una señora que necesitaba una niñera. Mis papás tenían muchos hijos…. (Silencio). Esa señora me llevó a su casa y me puso a cuidar a su hija recién nacida. Me pegaba cada vez que la niña lloraba o se golpeaba cuando empezó a caminar. Mi salario era la comida. La única ropa que tenía era el uniforme que me puso. Jamás me permitió ir a la escuela. A los 14 años decidí huir de esa casa. Aprendí que la vida a veces no tiene sentido, pero eso se vuelve nuestro objetivo, creo que es nuestra responsabilidad darle sentido a la vida.

Abuelita, creo que su ejemplo, es más grande de lo que creía. Le pido a Dios muchas bendiciones para su vida. Quiero que sepa que la quiero muchísimo. Y que espero en Dios que toda aquella persona que lea esta entrevista, le mande bendiciones y le pida a Dios que acompañe sus días, porque mujeres como usted, valen oro y nos dejan una gran lección de vida.

A buen entendedor, pocas palabras




¿Sabes qué admiro?
Edwin Rolando García Caal

Que eras un hombre. Así, sin adornos, sin lujos, sin armas, sin frases. Tú ponías la esperanza, yo los sueños. Y cuando tuve la necesidad de estar protegido estuviste allí, encerrando mi miedo en un abrazo y callando mi hambre con lo que ponías en un plato.

Ya sé que usaste un mismo modelo todo el tiempo y aunque a veces lo vi pasado de moda, en realidad no era así. Con esa constancia, supiste fortalecer la unidad que debe existir entre la disciplina, la dignidad y la fe.

Y durante mucho tiempo creía que no me habías dejado nada, pero bien, me tenías guardado un regalo muy grande, llamado familia.

Antes de ti, yo no tenía nada. Era apenas un espermatozoide. Y empezaste con buen pie, porque me hiciste correr hacia tus brazos, sin importar que siempre traías las manos vacías. Tú fuiste el hombre más serio que durante muchas noches se transformó en un niño para jugar con nosotros. No dijiste nada, no escribiste nada. ¿Cómo podrías? Si no sabías leer. Y sin embargo, todavía sigo aprendiendo de tu ejemplo.

¿Sabes qué admiro? Que me enseñaste con gran responsabilidad a ser un ser humano, y a pesar de todo, deseo ser como tú. Un padre como muy pocos; que enseñó a su hijo el verdadero valor de su propia identidad. Un hombre que busca servir a la humanidad.







Hasta ese día
Edwin Rolando García Caal

Mi padre me contó una historia sencilla. Que me ha servido para afinar mi tacto. Me dijo que todo se puede perder en la vida, pero que la ecuanimidad es algo que debe permanecer intacto. Decir lo que se piensa y pensar lo que se dice, nos hace personas ecuánimes. No cambies con nadie,  me dijo, que todos te conozcan siempre como eres. No puedes ser amable con tu jefe y odioso con tus subalternos. Tu ánimo debe estar acorde con la situación, no te rías en la tristeza y no te entristezcas ante la alegría de nadie. No favorezcas a quienes te agradan y no perjudiques a quienes te desagradan. Si logras esa constancia también lograrás que digan, de tal palo, tal astilla. Hasta ese día, padre, hasta ese día.






Sigue tú, desde donde me quedé
Edwin Rolando García Caal

Construí un mundo para ti, lleno de alegría y de emoción. Canté contigo y bailé desde la pradera hasta la montaña. Hice los chistes necesarios para cuando el niño no se baña y sonreí cuando no había razón para ello. Como todo padre, te oculté mi miedo y busqué que tu horizonte fuera más allá de lo que fue el mío. Ahora sólo quiero hijo mío que no me defraudes en el camino, que si me esmeré en crear para ti un mejor destino, sólo fue para ver en ti, la felicidad de lograr aquellas metas que no alcancé, porque no tuve tiempo de llegar, pues te llevaba conmigo.







Aún podemos avanzar

Aún
podemos avanzar,
el mundo es nuestro
pero falta descubrir
el universo.

A
primera vista parece
que vencimos ya en nuestra lucha,
pero es fácil confundir la luz,
con un sol que no es parejo.

No
, no es tiempo aún
de pensar que ya no falta nada.
No, no hay que ceder,
pues aún nos falta amor y fe.

Aún
tiene agua el mar
y brilla el cielo,
aún podemos alcanzar
nuestros anhelos.

Apacigua
tus temores,
porque aún tienes derecho,
de sentir el alma joven y soñar,
de avanzar un nuevo trecho.

Aún
tu alma puede ser una fábrica de paz,
si tu corazón es capaz
de crear actos de ternura,
de bondad y de alegría,
ya que cuando el amor es muy grande,
el alma no puede contenerlo y lo derrama.

Por
eso,  ¡Ama!

Refuerza
tus sueños
porque aún nos quedan muchas esperanzas,
inunda tu ser de optimismo
porque aún existe el terreno;
el sendero...
lo construyes tú mismo.


Autor: Edwin Rolando García Caal








¡LO LOGRASTE!

Me da gusto saber que haz llegado a la cumbre.
Que culmina tu esfuerzo con besos y abrazos.
Y aunque nunca en tu mente existió el fracaso,
te animé diciendo: que mi Dios te alumbre.

Sé que fue difícil y cansado a ratos,
y hasta daban ganas de olvidarlo todo,
pero sé mi vida, que aunque cambie el modo,
en cada camino se gastan zapatos.

Ten siempre presente y descubrirás,
que aunque el cielo tenga grandes nubarrones,
lograrán las metas sólo las personas
que en la lucha tengan buenos pantalones,...
como tú.

Autor: Edwin Rolando García Caal




¡NO TE DESANIMES!

Hoy hice un nuevo viaje hasta Finanzas
a pagar mi impuesto de contribuyente;
al llegar encontré en la cola "un mundo de gente"
y eso me hizo perder las esperanzas.

Todo pasó esta mañana,
aunque estaba a cinco cuadras de ahí,
para llegar más rápido a un bus me subí.
Todos sabemos que así el tiempo se gana.

Pero el piloto cambió su ruta sin preguntar
y como a diez cuadras me fue a dejar.
Eso que toqué el timbre repetidas veces
para lograr que el bus se detuviera
y sólo faltó que el piloto me dijera
que la parada se avisaba de antemano algunos meses.

En fin llegué atrasado e hice la cola,
eran tres cajeras pero se quedó una sola
y a un paso de mi, sin hacer esfuerzo
puso el rótulo que decía: PERIODO DE ALMUERZO.


Una hora más para esperar
sin contar el tiempo que usó para lavar sus dientes
para hojear el periódico y limpiar sus lentes
A ella le pagan para ir a almorzar
y yo no almorcé para ir a pagar

Hijo mío, sabes qué moraleja saco de todo esto
que no podemos perder la paciencia
porque si los que somos "buena gente" nos desesperamos
a quienes vienen atrás, un mundo peor les dejamos.


Autor: Edwin Rolando García Caal



No me rendiré


Aunque vea que la cosa está que arde
y los vientos soplen fuerte sobre mí
sin querer aparentar ni hacer alardes
digo: no me moveré de aquí.

Este es mi lugar, este es mi mundo
no pienses que un problema me conmueve.
La vida no me hará ser vagabundo,
si actúo cual las aves cuando llueve.

Ya sé que me han venido cien problemas,
sin casa, sin dinero y mil dilemas.
Sin chamba, sin ahorros, sin comida,
pero al final, así se lucha en esta vida.

Yo sé que triunfaré, esa es mi meta
seguiré estudiando, no me voy a retirar.
Prefiero llevar libros, no maletas,
aunque mi cincho tenga que estirar.

Autor: Edwin Rolando García Caal




Destino

Caminaba por una desconocida vereda,
buscando que mis pasos fueran pasos de seda.
Y aunque era en soledad que caminaba
al caminar yo solo, no solamente caminaba.

Pues mi caminar ponía,
con sus propios pies en el destino, 
el rumbo que yo mismo 
quise darle a mi camino.

Caminaba contento
y aunque caminaba lento,
ninguno puede allí caminar de prisa;
porque aunque esto nos provoque risa,
caminaba a tiempo con mi propio tiempo.

Autor: Edwin Rolando García Caal





Camina


Fija tu mirada al horizonte,
tienes un camino por delante.
Y aunque no es sencillo alzar el monte
cuando una tormenta se avecina,
llora y grita, cuando tu ser ya no aguante
pero no desmayes y camina.

Pon tus pies por donde el viento fuerza adquiere.
Y aprende que no llega primero el que se agita.
Acepta que en el camino puede herirte el que te quiere,
pero es mejor andar así y no ir solita.

Y si vez que no es sencillo tu camino,
y que a veces hasta el alma duele,
recuerda que si no le das afán a tu destino,
harás que tu dichosa vida vuele.

Y si persigues los halagos de la vida,
o te encierras en buscar sólo comida,
no tendrás más que vanas cosas.
¡¡¡El esfuerzo es el que da glorias hermosas!!!

Pero si persigues tu camino con mejores metas,
imaginando lo que impulsa a los atletas,
obtendrás los frutos bellos de la vida,
y sabrás también vivir feliz.

Autor: Edwin Rolando García Caal 




Conejito Saltarín

Conejito Saltarín
es el nombre del conejo
que un día se perdió en el jardín.

La señora Saltarín
llora y llora lo buscaba
pero el conejito estaba
hasta el fondo de un jazmín.

El papá del conejito
era ya un señor viejito
que ya casi no podía
por el mismo caminar.

Al momento de la bulla,
entre todos los conejos,
los chiquitos y los viejos
se ofrecieron ayudar.

Pero les entró la tarde
y la luna de capricho
no les quiso alumbrar.

¡Atención! gritó el conejo
que era el mero capitán,
¡griten todos muy, muy fuerte
Hasta que él pueda escuchar!

Cuando todos con gran fuerza
le gritaban ¡Saltarín!
se escuchó que desde el fondo
contestaban ¡es el fin!

La luciérnaga Tomasa
que venía de hacer masa
se enteró del gran problema
y dispuso ayudar.

Se elevó sobre un floema
y volando sobre todos
lo ha logrado divisar.

¡Síganme! les dijo a todos,
ya lo vi, lo vi  llorar
pero cuando al fin nos vea
muy contento él va a estar.

La señora Saltarín
fue la que llegó primero
y contenta de encontrarlo
lo abrazaba sin cesar.

Los conejos ofrecieron
regalar mucho dinero
a quien con su gran ayuda
lo logró localizar.

Pero como era humilde,
la luciérnaga Tomasa
no lo quiso aceptar.

Conejito Saltarín
prometió hacer más caso
porque no era sólo el caso
de solito ir a pasear.

Y así todos muy felices
regresaron a su casa
esperando que mañana
el sol quiera despertar.

Autor: Edwin Rolando García Caal




Hoy te vi

Hoy, como quería verte,  te vi y me quedé pensando en ti, porque me asombra la emoción de tu mirada. Porque te vi como quien no dice nada y espera todo. Y aunque no estés aquí estás en mí.

Pensé en ti porque no hay modo, de diluir la brisa que mojó todo mi cuerpo al correr por la vereda de la vida, junto a ti, y hoy te vi.

Sólo te vi y celebré que seas mi amiga, y aunque decidas estar muy lejos no dejaré de pensar en ti, pues tu risa y tu alegría son comida en mi vaivén y así está bien.

Hoy te vi y pensé en ti y en nuestra amistad; nada que ver con buscar mi otra mitad, porque en realidad tú eres completa, una mujer que me hace sentir las cosas bellas de la vida, sin pasar la línea o esperar alguna meta.

Sólo tu estar, sólo tus palabras o tu nota divertida o un comentario, en cualquier horario.

Hoy pienso en ti sin estar serio porque veo los recuerdos en tus fotos y me río.

Veo que conversas como en casa y me cuentas sin querer,  lo que te pasa a cada instante, como el agua de algún río.

Y cuando nos encontramos en alguna plaza, corro y te abrazo tan fuerte, pensando que tal vez el tiempo es nulo, y en ese gesto del saludo dejo entrever que nos acabamos de ver.

Estoy pensando en ti y estoy en tu muro como tú en el mío has estado, y sé que te conozco como nadie, pues tú sin saber que estás al aire me entristeces o me haces reír cuando cambias tu estado.

Hoy pienso en ti, y te recuerdo que el tiempo que estamos juntos y puedo tocar tus manos, como se saludan los hermanos, es sólo el complemento de estar a cada momento revisando tu perfil mientras pienso en ti,

…en lo que me diste, o en lo que te di y quiero informarte que igual que antier o como ayer…, hoy te vi.

Autor: Edwin Rolando García Caal





Gracias


Gracias le doy al creador, por lo que hoy soy. Gracias le doy a mi madre por dejarme caminar. Gracias le doy porque el tiempo no le quita su lugar, y si ella no existiera mi pasado no está.

Por ella es que soy un soñador, por ella es que hoy soy poeta. Y ahora que estoy, alcanzando nuevas metas. No olvido que aún, su hijo soy.

Gracias le doy al creador, por lo que hoy soy. Gracias le doy a mi amada, por conmigo caminar. Gracias le doy porque sé, que comparte mi destino, que si río ella ríe y si lloro, llora conmigo.

Por ella es que soy un soñador, por ella también soy poeta. Y ahora que estoy, alcanzando nuevas metas. No olvido que aún, su amado soy.

Gracias le doy al creador, por lo que hoy soy. Gracias le doy a la vida por hacerme tan feliz. Gracias le doy porque sé, que vivir me ha permitido, de mi hijo, de mi hija y mis hermanos, ser amigo.

Por eso es que hoy soy un soñador, por ellos también soy poeta. Y ahora que estoy, alcanzando nuevas metas, no olvido que aún amigo soy.

Gracias le doy al creador, por lo que hoy soy. Gracias le doy a mi abuela, por mostrarme con su escuela, que el esfuerzo, el trabajo y la fe, me harán correcto.

Autor: Edwin Rolando García Caal



Mi carta de navidad


Deseo que para ti  esta navidad sea diferente.
Más armoniosa, más dedicada, más dulce, menos complicada.

Que en el transcurso de las horas, el recuerdo de las personas conocidas este año se UNA con el cariño de aquellas que nos acompañaron en años anteriores.

Qué seas feliz.

Que tu día de navidad inicie con una mañana acogedora, pero fría.


Para que jamás olvides la creciente necesidad de tu ser,
respecto de la presencia de aquellos seres que te quieren.
Sin pedirte nada, sin afanarse por tus cosas y sin reprocharte nada.
Que sólo buscan compartirte su calor.

Que sientas el deseo de abrazarlos y agradecerles esos detalles que te hacen feliz y te hacen mejor.  

Y que entre todo lo que te hace feliz, me recuerdes;
porque si mis deseos se cumplen, estarás a un paso de reconocer
que aún sin nada de regalos, sin dinero y sin festín,


teniendo la estrella de navidad dentro de ti,
habrás tenido y habrás dado una...

¡Feliz navidad!

Autor: Edwin Rolando García Caal




Mujer


Mujer…, bendición que al hombre Dios le dio
al crear con la belleza y la verdad
la conciencia, el amor, la caridad, la compasión.

Mujer…, ante ti la creación se ve
un adorno que se inclina hasta tus pies,
una frase que se expresa al pronunciar... tu nombre.
 
Mujer, en ti
amiga, hermana, madre,
esposa, consejera y mucho más.
Hay mujer en ti una sonrisa que se pega,
una mirada que se riega, hay mujer en ti.

Mujer…, que alimentas a la humanidad
de tu sangre, de esperanza y de perdón,
también luchas pero sin dejar de ser sentimental.
 
Mujer…, la caricia llena de pasión,
la sonrisa de las flores y el color,
encerradas en las lágrimas que das por el amor.
 
Mujer, en ti
amiga, hermana, madre, esposa, consejera y mucho más.
Hay mujer en ti una sonrisa que se pega,
una mirada que se riega, hay mujer en ti.

Autor: Edwin Rolando García Caal


Seamos amigos






Tú, me ayudaste a mantener, la mirada más allá, más allá del mal


Tú, conseguiste convertir mis pesares en pasión por buscar el bien


Conmigo estás, tu presencia me hace bien y tu confianza es mi

ilusión




No fracasaré tus consejos son mi luz y hacen crecer mi fe en Dios



Si quieres vivir, alégrate pues esa mirada pide compañía


Seamos amigos, acéptalo, si me ayudas yo te seguiré



En mis alegrías sentí soledad y todas mis cosas me hicieron llorar

Más tú con tu forma de vivir, transformaste mi tristeza en la 

oportunidad

Conmigo estás, has transformado mi existir, me has hecho sentir 

que puedo ayudar

Y en mi soledad ha nacido ya una luz, mi vida tiene por quién luchar


Si quieres vivir, alégrate pues esa mirada pide compañía

Seamos amigos acéptalo, si me dejas yo te ayudaré


Autor: Edwin Rolando García Caal


Me pesa el mundo, pero tú me ayudas

A veces, cuando me siento sólo…
Pienso en aquella vez que abracé a alguien y le dije que todo iba a salir bien, que yo estaba allí para acompañar su pena y para tocar su hombro.



A veces, cuando me siento triste…



Me anima pensar que alguna persona, en algún lugar del mundo está pensando en mí, precisamente en ese momento, y está sonriendo por alguna tontería que dije y que para ella pareció un buen chiste. Me anima esa persona que cree que soy buena onda y le pide a Dios que me vaya bien.




A veces, cuando me siento lejos…
Sonrío al recordar que quienes están más cerca de mí, no son necesariamente los que están a mi lado, sino aquellos que me aprecian por lo que soy. Por como soy. Y tienen un espacio para mí en sus recuerdos.

A veces, cuando me siento vacío…
Creo que no siempre fue así.  Que en otro tiempo, que quizá fue hace muy poco, alguien llenó todo mi espacio. Y lo bueno es que esa persona está pensando en este momento en mí y me hace recordar que en realidad jamás estuve vacío.


A veces cuando recibo una llamada y alguien me dice: ¡Cómo le va profe, le cuento que a mí me va de maravilla!
  Ese saludo, me confirma que no estoy solo, y que quizás esa persona me comparte su optimismo porque sabe que soy parte de su vida.


Quien me escribe un e-mail, para enviarme un chiste o una historia, hace que recuerde que en este mundo, también se puede compartir la alegría y que probablemente yo, tengo mucha que compartir. Debo trabajar en eso y no debo perder mi tiempo en estar deprimido.


Y cuando eso ocurre, recuerdo la vez cuando se me ocurrió mencionar que podía leer la mano y al instante tenía candidatas que deseaban saber su futuro y les inventé una historia en donde ellas salían con éxito de sus proyectos de vida.


Por eso hoy, que me siento triste, solo, lejos, vacío y falto de cariño te escribo, para darte gracias, porque nunca dudé, nunca…


De que estuvieras allí.


Gracias, por estar en mi corazón, y en mi mundo de recuerdos. Por recordarme que la vida no es este momento en el que me siento decaído, sino todos los momentos que están en mi mente y me hacen sonreír.



Gracias porque estás en mi corazón y al final de cuentas, aún sin estar presente, me motivas a seguir adelante y eso es lo que más me importa.

Edwin Rolando García Caal
25 de agosto de 2006
12:24
Me pesa el mundo... pero tú me ayudas.
LA PRINCESA



Autor: Edwin Rolando García Caal





y busca de alguno tener un buen desayuno



aquí la cosa es que a diario, ella debe levantarse



esta es la historia de un querubín que a esto le puso fin



cambiar la historia no es fácil, pero se puede lograr



Eres mi princesa, recuérdalo siempre, orgullosa estoy de ti.

NOTA: Agradezco las ideas proporcionadas por Sidny Seily Arlette García






Los padres no son eternos



Edwin Rolando García Caal


Los padres no son eternos
el tiempo los envejece
y sólo la risa ganada con ellos
nos enaltece

Cada minuto sin ellos
debiera ser antesala
para pensar en acciones
que cambien la historia mala

Es cierto que todos son diferentes
y de historias individuales
pero no se descubre por fuera
la lírica de los madrigales

Algunos lograron fama
y otros comprar su cama;
algunos muy enojados
y otros manjar con pan

Pero la historia nos dice
que nuestra casa oscurece
el día que se nos van

Algunos llegaron lejos
otros fueron sólo conejos,
unos hicieron monadas
otros las limonadas

Pero la tarde les llega
y al igual que al sol, se los lleva
por eso reflexionemos
ahora que están aquí

El árbol que tiene ramas
es la familia que amas
mas si buscas sólo las flores
el tronco lo perderás

y si el tronco no tiene aliento
las hojas pierden el brillo
y allí es cuando sientes frío

es cuando ellos se van

Disfruta a tus padres un poco
hoy que ya no necesitas de su mano
que si por atenderlos te vuelves loco,
tendrás un futuro lejano

Olvida el afán de la vida
y búscalos cual comida
si no te sueltas del tronco
sabrás que fuiste feliz




Esta semana

Edwin Rolando García Caal

El tiempo pasa, mientras  observo mis recuerdos que algunas veces se acercan un poco más sobre la almohada. Hoy se siente húmeda, tal vez está seca, pero el frío que se esparce en el ambiente, hace parecer que está mojada. Hay un frente frío, me dicen, yo pienso que no sólo es frente, tal vez es espalda, porque hasta la espalda tengo helada.

Sé  que han transcurrido los años y que la vida nos ha deparado caminos distantes. Crecimos con los chistes de Mafalda y viendo una ciudad de elefantes. Pero al final de todo, perseguimos las mismas metas que conversamos hace tiempo, aunque hablar de eso fuera sólo por unos instantes. Es que en ese lapso sólo pretendíamos jugar.  Era la edad. Luego, cuando ya pensamos con formalidad, en primer lugar con nuestra vida queríamos garantizar la comida, luego pensamos en ropa, en muebles, en casa. Siempre pasa.

Los retos vinieron de prisa y nos cortaron millones de veces la risa. Sé que sufrimos pero al final los mismos deseos compartimos. Esta semana, celebro que seas mi hermana. Que hayas pensado como yo muchas veces, conseguir dinero para ayudar a mamá. 

Y desde lo profundo de mi ser, pido para ti eternas bendiciones. Si puedes descansar, descansa. Si puedes reír, ríe. Si puedes acercar las metas al espacio en donde alcanzas a posar tus pies, no te detengas. Ya alguna vez escribí que cumplir las metas es cansado a ratos y que en cada camino se gastan zapatos, pero tú eres incansable. Mi mamá puede reír abiertamente gracias a tu esfuerzo. Hemos pasado años avanzando y está bien, porque admiro lo que has hecho. Ahora sólo pido que voltees y observes con el alma todo lo bueno que dejaste en cada trecho y no entres en la nostalgia de los sueños que no puedes cumplir.

Al ver tu pasado, tal vez dirás que no fueron maravillas, pero el éxito celestial está en las cosas sencillas. Cuántas miradas inocentes se atravesaron frente a ti y con ese don que tienes, les has dado consuelo. Si alguien te dijo: “Que Dios te bendiga”, debes saber que es porque estás haciendo las cosas bien. Y también, que has abonado en la cuenta celestial riquezas diferentes, que permitirán tu entrada a lugares inimaginables en donde sólo pueden llegar las personas incansables. A los niños que has  tenido en tu camino también los has bendecido, ellos no responden con elogios, pero debes saber que en su alma limpia y mirada bulliciosa está la cosa más bonita que te puedan regalar: cariño.

Me enorgullece que seas mi hermana y que pueda ver en ti un ejemplo de responsabilidad y tesón. Percibo en ti la forma correcta de llevar una vida sana. Escucho con el espíritu las oraciones de los ancianos que han quedado a tu paso, dando bendiciones a tu camino y es que no muchos pueden acercar el oído a los problemas que otro dejó atrás. Tienes la virtud de la paciencia y eres a todas luces una persona buena. Sé que cuando llegas a la cena llevas sobre tu espalda un buen número de faenas cumplidas.  Experiencias vividas. Tienes la virtud de la esperanza, porque cada día te levantas y tu ritmo avanza hacia nuevas experiencias.

Mírate, tienes una familia. Eres mujer trabajadora y al mismo tiempo un fuerte brazo de ayuda para tu esposo. Por favor, no caigas en desánimo y no te dejes vencer por el acoso. Yo te observo desde lejos y te bendigo. Admiro tus virtudes y quisiera compartir algunas de estas. Tú eres un milagro no sé si te has dado cuenta. Pero si observas atenta, esa enfermedad que tuviste cuando niña deparaba otro destino. Pero tú lo cambiaste. Ese es el milagro que te admiro. Y es cierto que pasan años y no te miro, pero jamás olvido que te tengo, y cada noche que vengo a mi casa, pido a Dios que las bendiciones en tu vida, se acrecienten y que los ángeles te cuenten como a una de ellos.

Cuando niños vivimos momentos bellos. Allí estaba yo, jugando con mi hermana. Esos tiempos voy a volver a vivirlos, en mis pensamientos. Esta semana.

Autor: Edwin Rolando García Caal





1 comentario:

Anónimo dijo...

Comentario para "Princesa". No dejemos de perseguir nuestras metas para lograrlas alcanzar, Jesús tiene un propósito en tu vida y los planes de el son perfectos, no te desesperes el tiempo de Dios no es tu tiempo, se paciente y verás como cada día te sorprende con cosas nuevas, grandes y duraderas, déjalo trabajar en tu corazón porque si todo lo haces desde el amor que el te da, todo lo demás vendrá por añadidura, y recuerda que eres la Princesa o el Príncipe del único rey de reyes y señor de señores. Bendiciones para todos, gracias Lic. por compartir sus inspiraciones, sin duda es un don bien recibido, siga adelante y recuerde que tiene a esta humilde servidora que esta para lo que necesite lo quiero mucho y gracias por todo su apoyo incondicional. PD. Me sentí identificada con tan bellas palabras mua. Evelyn Sagastume