Pido perdón por lo que ahora pienso
pero no puedo ocultar mi furia y pena
siento el corazón como si fuese un lienzo
que a medio pintar “alguien” puso entre cadenas.
Yo sé que debo mostrarme como un hombre cabal
pero este nudo en la garganta me acordona,
enterarme del vil asesinato de Facundo Cabral
me deja en pánico y la cordura me abandona.
¿Cómo puede “alguien” despreciar tantos anhelos
de paz, justicia, honestidad, respeto y vida?
Si no es tan fácil mantener largos desvelos
para escribir del alma la comida.
¡Es un desastre! ¡Un insulto a su ejemplar historia!
y no puedo más que arremeter con “expresiones”;
aunque tal vez la forma de honrar su memoria
sea creer lo que él decía en sus canciones.