Románticas

Golpe de suerte




Cada día tus ojos color café me susurran amor, de manera tierna, haciendo que, en nuestro Géiser Fly, tus labios me brinden disponibilidad eterna. Mientras tus dulces miradas mantienen cautiva mi esperanza, con tus gustos pones el sabor por el que nuestro buen amor avanza.

Sé que fue bendición tener contigo ese golpe de suerte. Porque tomaste mi mano, con un sentimiento fuerte. En el camino sembramos los detalles inolvidables, las experiencias hermosas, emotivas y agradables.

Gracias por dejarme estar al amparo de tus besos; por dejarme descubrir, tu esencia con embelesos; por mantener nuestro principio alejado del final, y acariciar tu cabello, con sus formas de espiral.

Siempre estaré alentando mis anhelos con suspiros; puliendo nuestra historia de diamantes, con zafiros, hasta lograr que tu alma tenga un cielo de cristal, y sigas guiando a nuestro niño con la magia medieval.

Ahora que un año más se adiciona a nuestra fecha perfecta, a partir del día aquel, en el que te hiciste mortal, permíteme con alegría celebrar lo que respecta, y leer tranquilamente, lo que escribí en mi postal.

No necesitaba que alguien me robara el corazón; te necesitaba a ti, para demostrar, que sí tengo corazón.

Edwin Rolando García Caal (30/11/2023)





Dulces momentos


Tus ojos achinados me dicen que estás sonriendo detrás de la mascarilla. Y te quedan bien. Porque muestran la esencia de tu alma. Muestran que tu corazón es libre de cualquier apariencia y demuestran que tu espíritu externa esa sustancia de libertad que le hace bien a tus sentimientos y a tu presencia. No te da miedo cerrar los ojos porque te sientes segura de ti misma, ese es tu carisma.

Qué bonito es saber que tu mano puede posarse en la mía y que si no te tengo cerca, me amenaza la melancolía. Es que me acostumbré a ti, a tu forma de mostrarme que te hace bien mi compañía, porque te hago reír y a mí me gusta verte así. Agradezco que seas una mujer alegre, porque tu felicidad me alimenta, al igual que tus abrazos. Aunque a veces me tengas aguantando hambre porque se hacen escasos.

Qué bonito es ver gente contenta, pero es más bonito ver a una mujer feliz. A ti, que no te diluyes dentro del mar de figuras femeninas sino que te constituyes en el pilar de mis sentimientos. El pilar de mis dulces momentos. Me gusta verte feliz a ti. Pues sabes muy bien mantener el equilibrio de la igualdad y el respeto. Al mismo tiempo que cuelgas la dependencia sobre el amor, al resto de tus acciones le pones valor y sabiduría. Así es mejor.

Comprendo tu esencia de mujer y lo escondido de tus ideales, que a veces dejas ver. Que enfrentes lo difícil de la vida, cuidando como siempre la comida, pero dominando lo que debe ser. Comprendo que quieras renovar de vez en cuando el entorno en donde pones día a día tus acciones. Aunque al entrar en la oscuridad, no sé dónde pusiste los sillones.

Sé que a veces es difícil ser mujer. Lo sé. Todo lo que quieres y tienes que esperar a ver si puede ser y por eso te admiro. Por eso quiero decirte que aquí estoy, aunque a veces me veas demasiado ocupado. Aquí estoy para ti, para contarte un chiste mal contado y agradeciendo que eso te haga reír.

Me fascinan los dulces momentos que junto a ti he vivido. Poder contar con la punta de mis dedos, los cinco dedos tuyos. Disfrutar los momentos a solas, tú sin mascarilla. Yo poniendo en el suelo la rodilla. Ver tus logros y las lágrimas que por cualquier razón derramas. Estoy agradecido de ver que llegó otro ocho de marzo y aún estás junto a mí, borrando con tus gestos, todo lo que hasta ayer he padecido.

Autor: Edwin Rolando García Caal

8 de marzo de 2022










Madre de mil virtudes
Edwin Rolando García Caal
Mayo 10 de 2021

Madre, quiero enaltecer hoy tus virtudes y minimizar tus defectos. Porque quién soy yo para decir que debes tener el alma blanca y la memoria incólume. No somos perfectos. Eso es imposible, también soy ser humano y acepto que muchísimas veces desobedecí tus consejos y me solté de tu mano.

Pero reconozco de ti el amor verdadero. Aquel que vi cuando mis ojos vieron la luz de mi alborada. Aquel que sentí en la forma de suaves manos cuando tus caricias rodearon mi débil cuerpo sobre una cama y una almohada.

Hoy quiero agradecer por tu amor que sobrevive en la distancia y en el tiempo. Sé que no podías evitar que sintiera la existencia del frío, pero tu regazo me brindó el calor que era necesario y de esa forma, aprendí el significado de un amor que se demuestra a diario, sin palabras ni regalos. En los días buenos y en los días malos.

Me brindaste un amor que no se reparte a intervalos. Me vestiste de la cabeza a los pies con besos y con ropa. Me bañaste y me mostraste un interés que se resume en bienestar ajeno. Aunque sé que soy sangre de tu sangre, eso no evita que existan en el mundo otros hijos que sienten el desprecio y el olvido. Pero tú no, tú te quedaste conmigo, aguantando las inclemencias de la vida y muchas veces dividiendo entre los dos lo poco que tenías de comida.

Me envolviste en frazadas y con gestos de ternura me enseñaste emociones disfrazadas de cultura. No comías cosas que me pudieran hacer daño y así cuidaste día y noche los sueños de mi primer año. Me llevaste de la mano hasta que aprendí a caminar, lo que hice después es historia de otro cantar.

Madre. Madre de mil virtudes. Madre mía. Ningún recuerdo podrá minar esas experiencias placenteras. Tú eras mi sostén y mi alegría. Hoy eres mi sostén y mi alegría. Reconozco que en ninguno de tus actos pretendías hacerme daño. Ya sabemos que las experiencias de la vida vienen en cualquier tamaño. Pero tu amor era firme y me protegió todo lo que se podía.

Madre, ha pasado el tiempo. Me marché de tu casa pero me llevé tus besos. Aquí los tengo colgados en el calendario. Me los pongo cada día, cuando corresponde. Cuando presiento que el combate de la vida presiona fuerte sobre mis cansadas fuerzas. Al sentir que mi serenidad no responde. Agradezco asimismo tus oraciones al Creador porque también hacen contrapesos. Siempre me recuerdo de ti, no lo dudes. Porque reconozco el esfuerzo que hiciste para que yo existiera. El desvelo y el peso que debías cargar entre tus brazos. Permíteme enaltecer ese esfuerzo y recibe mis abrazos. Me alegra hacer vibrar el teléfono y oír tu voz cuando respondes. Aquí está mi corazón, esta es tu casa. Podemos pasar juntos el invierno. Puedes vivir aquí sin demasiadas burocracias. Trae aquí tus pensamientos. Sé que para tu amor no existe un adiós porque tu amor de madre es eterno. A Dios gracias.















Mi oración solemne

Autor: Edwin Rolando García Caal
Guatemala, 12 de abril de 2021


Pido a Dios que te conceda paz. No de la que está tirada. Sí de la que puedes dar. La que obtienes con el nacimiento brillante del sol mañanero y que te hacer ver como una dama o como un caballero. La que como dopamina se libera en la gracia de un bebé que te ofreció su mano. La que haciéndote conocer tu interior, te permita regalar un suspiro solaz y cotidiano.

Pido a Dios que te confiera dicha. La dicha de poder andar. La dicha de poder oler. La dicha de poder tocar. La dicha de estar ocupado. La que al observar el trabajo de una hormiga, te dé las respuestas de lo que aún no se investiga pero que te has preguntado. Que te obsequie el conocimiento que desmiga todo aquel que la forma de vivir ha investigado.

Pido que Dios te regale el gusto de poder sentir cómo se arruga a lo largo de tu frente el sabor de un limón. Pido a Dios que te regale un don. El don de pregonar con ejemplos. De comparar en tu vista el color de una rosa fresca con el latido vivo de un corazón. Que te motive a bailar bajo la lluvia o a probar en una tortilla recién cocida el fruto negro de la alubia.

Pido a Dios que te permita descubrir el regalo de una melodía. La que toca con diáfanas notas los recuerdos bellos en gran armonía. La que salpica hasta tus dedos el ritmo de la mejor sinfonía, en forma rápida y en forma estimulante. La que te lleva al estado relajante, la que te lleva a superar las barreras culturales. La música que del amor, crea manantiales.

Pido a Dios que te muestre el camino del perdón. Que logres pensar palabras de gratitud como brotes de algodón. Pido a Dios que tengas un recuerdo bello y que al atardecer de tu día hayas probado gustoso la alegría. Ruego a Dios que te conceda parsimonia, y que a lo largo de tu historia hayas probado cual pieza musical la eudaimonia. Que agradeciendo la comida ames la vida y que así como existe un mundo bello también brille tu cabello.

Pido a Dios qué te bendiga.












Adorable

Guatemala, 18 de noviembre de 2020
Edwin Rolando García Caal


Recuerdo la alegría que te dio. La emoción en tu sonrisa y la brillantez en tu mirada. Recuerdo el instante en el que se confirmó tú sospecha. El momento cuando me lo contabas. Tu carita de inocente anhelando de mi parte una reacción inesperada. Yo ya lo sabía, por eso cargaba desde días mi alegría. Al final fuiste tú la sorprendida. 

Así es la vida. Es acción. Contraria a la apatía. Es dar en lugar de quitar. Es decidir si se agrega o no un nuevo miembro a la familia y a la vida. Así es la vida. Es pensar, durante 9 meses de espera, si se decidió oportunamente usar ese poder para crear. Es pedir. Es orar. Lo decidimos con amor y con entrega. Tú me acompañaste en el camino porque también te emociona ver la imagen de mis ilusiones materializadas en el don de dar la vida. 

Aunque lo que ocurre en tu organismo no lo puedo discernir porque es excepcional, se me antoja la alegría de ver en detalle la transformación de tu ser, cual mariposa. Mi amada esposa. Con tus cambios al dormir, en tu forma de vestir y en tu forma de sentir se despierta en ti el instinto maternal. Tú lo deseabas. Y decidiste desde hace mucho, que sería uno de los más grandes logros de tus veinte primaveras. Con caricias demostraste que tus sentimientos tienen el vigor suficiente para hacer florecer una semilla y el carisma para completar los dones del cuidado durante toda una vida. Verte en la práctica será adorable. 

Cuando venga veré tu rostro con la calidez de quien da una buena bienvenida. Me emocionaré al escuchar el llanto como si cambiara en canto la esperanza de una eterna compañía. Le pondrás su vestimenta con temor de hacerle daño y en un año ya verás que sus pasitos van corriendo tras de ti. 

Espero estar allí. Deseo compartir por mucho lo que te quiero y lo que te amo. Tú me llamarás amor. Yo te llamaré mi eterna enamorada. Pero para siempre tú serás su mamá y yo seré su papá, todos construyendo una familia estable. Eso es y será adorable.






Me sorprendió el riesgo a perderte

Siempre te tuve. Esa situación no se convirtió en duda en ninguno de mis días pasados. Estuviste y estuve. Dejando en nuestra historia millones de recuerdos abrazados. Los caminos recorridos, fueron obras de experiencia que construyeron una a una nuestra conciencia y lo que vimos, a veces distraídos, dejó en nuestra memoria muchos versos escondidos.

Y por eso mi actuar se limitaba a disfrutar tu compañía. Día tras día. Pensé que eso no se empañaría. Me regocijó hacer planes de futuro y me hizo feliz el apuro de las celebraciones del día de la madre. Sabía que es posible avanzar por los caminos de la vida, sin que algún perro te ladre. Los retos eran pensar en lo qué te escribiría y cuál sería tu regalo preferido. Era nuestro mundo colorido. Claro que hubo pobreza, pero me dijiste que ante las vicisitudes de la vida “sólo se reza”.

Es cierto, en la esperanza humana siempre ha estado presente la idea de la inmortalidad. Aunque sea una inmortalidad pasajera. Cuando percibimos los problemas convertidos en talanquera. Como si fuésemos personas de diferente cualidad. Una segunda humanidad. Eso nos hizo pensar que en el corto plazo de mañana tú estarías allí, tomando mi mano y bendiciendo mi frente, o poniendo sobre mi mejilla un beso o diez o veinte.

Pero hoy es diferente, sé que el fantasma de la muerte se acerca para tocar a la puerta de cada casa. Y está buscando el menor descuido para tenerte. Allí me sorprendió el riesgo a perderte. Cuando no vale la suposición del accidente y decir que “a todo mundo le ocurren accidentes pero a mí no”. Esta fase de la historia de la tierra decididamente nos importunó.

Aquí no vale la suposición de la conclusión, para decir que “era lo único que se esperaba”. Aquí no vale la suposición del conformismo, para afirmar “qué no había más que esperar”. Aquí lo único que vale es pensar que esto no es natural. Que es cuestión de decisiones y de acciones. Ya no existe una posición neutral, todo pasará como consecuencia de nuestras reacciones.

Lo que yo haga puede decidir lo que te ocurra hoy, no mañana, no pasado mañana. Ahora se cruzan los caminos del cariño y el peligro. Ahora un abrazo es peligroso y un beso, se parece más a la despedida de Judas, porque besarte puede ser el inicio de una traición desmedida, que puede convertirse inmediatamente en una mortuoria despedida. Ahora se disipa la convicción del mañana y nuestro futuro se decide cada semana.

Sí, la probabilidad es alta. Tu pelo blanco ha resplandecido tanto que ahora se ve como luz deseada y codiciada por la sombra de la enfermedad. Explicarlo no hace falta. Hay un virus que persigue tus esperanzas de vida para ponerle fecha a tu longevidad. Un Covid-19 amenaza con despedazar el alma y ponerle fin a nuestra felicidad.

Oh Dios. Las probabilidades, por donde sea que las veas, se han reducido a un 25%. Te vas tú y yo me quedo, me voy yo y tú te quedas, nos vamos los dos o nos quedamos los dos. Cuando la esperanza se reduce dramáticamente. Debo aprovechar este presente. No para decir con las palabras lo que mi alma siente, sino para decir con el alma, lo que mi palabra no consiente. 

Madre, necesito que te aferres a la vida, no porque la necesites, sí porque te necesito. Que te veas al espejo y te sonrías, felicitando tu presencia con una mano en el hombro y un pequeño golpecito. Recuerda que tienes en tu poder la hazaña de las estrategias para esquivar los días grises que han pasado. Hoy no hay pastel, hoy no hay asado, pero se mantiene viva la pintura de los días en que tantas veces me has abrazado.

Sé que has vencido tantas batallas antes de tener en tus manos estos años de oro. Así que debes lograr mantener tu alma en calma. Aprovecha que tienes la plata en el pelo y el oro en tu corazón, para disfrutar el día de hoy. Pon la música alegre de tu juventud y con el recuerdo de las travesuras que cada uno de tus hijos realizó cuando aprendía a caminar, hecha tu mente a volar. Camina con la mente y con el Facebook y el WhatsApp de repente.

Tienes una ventaja para poner en marcha tus ilusiones, tus sueños y tus proyectos. Y es que tus hijos están contigo con un amor genuino. Ellos ponen el empeño y tú pones la paciencia y la amabilidad, y si puedes un poquito de vino. No te preocupes por el distanciamiento, el tiempo es tu fortuna. Cada mañana al despertar recuerda bendecirnos, como lo hacemos contigo. De tus bendiciones quiero estar repleto, para sentirme un humano completo.

Te pido que te cuides. Tienes que ser la rosa que logra vida entre las espinas, ya que ahora tienes que mantenerte a media sombra. Naciste para ser como la rosa de Siria, que florece desde la primavera y llega hasta finales del verano. En este día de la madre tengo un deseo temprano. No te abrazaré y no te besaré, porque deseo poder caminar el día de mañana, otra vez de tu mano. Aun así jamás olvides que te amo.

Guatemala, 10 de mayo de 2020
Edwin Rolando García Caal





Por eso

Ahora sé que la vida real supera a los sueños. Por lo menos en las cosas del amor. Tú me cuentas que siempre te perdiste entre las nubes al querer la descripción perfecta de tu primer amor. Yo en cambio me perdía en las miradas, tratando de adivinar quién me llevaría a las nubes para pintarlas de color.

Y así soñabas y soñaba. Pensabas y pensaba. Tú pensando en quién sería tu primer amor, yo pensando en quién sería la mejor. Y buscando tu amor me encontraste. Obviamente no soy yo a quien buscabas, porque no pretendía ser tu primer amor, sino tu último amor. Por eso no puedo quererte de la forma en que a ti te gustaría, pero quiero que sepas que te amo con todo el corazón, de la mejor forma que yo puedo hacerlo. Y cuando te digo que soy feliz, es cierto. Soy feliz contigo.

Hoy pensé en ti y para eso sólo necesité un segundo. Un segundo que me trae una sensación de esperanza y alegría y con eso, se hace mi día. Y aunque no lo sepas, algunas veces te extraño, otras veces también. Y así está bien. Porque con el paso de los días he visto como has cambiado mi mundo y mis manías.

Yo, sin pretender sentir lo que ahora siento, hago correr mis dedos por la tinta, descubriendo en las palabras que escribo, sensaciones que me recuerdan lo que eres. Yo veo en ti a la persona que me inspira. Por muchas cosas. Por tu sonrisa que me tranquiliza. Por tu respiración que me detiene. Por tu mano entrelazada que empuja el aire cuando viene. Pero no te veo como una mujer bonita, sino como una linda mujer. Recuerda que la belleza no envejece, sólo aparece y desaparece. Por eso espero que seas linda, toda mi vida.

¿De dónde vienes? Tú vienes de la nada. Eso es cierto, porque yo no te esperaba. Pero lo asombroso es que te convertiste en mi todo. Sabes cuando fue, cuando nos miramos con ternura y sonreímos. Cuando descubrimos que las palabras también abrazan y cuando por cualquier tontería nos reímos.

Y descubrí que eres perfecta. Cuando miras, cuando ríes, cuando piensas. Cuando buscas el sabor de la comida, o cuando encuentras con tus labios mi mejilla. Sólo una cosa te falta, mis besos.

Yo sé que no te gusta cuando callo. Pero no te asustes. Cuando eso ocurre debes alegrarte. Mi silencio vale, porque es cuando te pienso, cuando te recuerdo y cuando te deseo.

Y claro que he pensado en ti. Por eso duermo tranquilo, porque es cuando se quedan dormidas en mi piel tus caricias y despierto pronto porque no soporto más la falta de tus besos en mi boca. Qué vida tan loca.

Pero ya que me he sincerado, quiero pedirte una cosa. No quiero que me veas perfecto, quiero que me sigas viendo de la forma perfecta en la que me miras, porque por eso me enamoré de ti.

Edwin Rolando García Caal





Despacio

Sueño contigo. Con sentir tu abrigo. Con tocar tu mano. Con saber que tengo el corazón hermano. Mi media naranja con sabor a fresa. ¡Qué locura es esa! Tengo tu mirada y me provocas sobresalto. Pruebo de tus labios y mis besos hacen alto. 

Con escalofríos, por los nervios míos de saber que tengo todo lo que quise, sin saber qué hice para merecerlo. 

Déjame mecerlo junto con mis sueños. Ese sentimiento que tengo de ti, debe estar así, despacio, despacio. Porque si lo pruebo con velocidad puede ser que muera de felicidad.

Edwin Rolando García Caal




Mi niña

Te conocí creativa y persuasiva, convenciendo con tus ojos la pragmática alegría de mi ser. Y como debe ser, fui amando día a día tu inteligencia progresiva y tu deseo de ser auténtica y brillante. Siempre que estuviste delante, alabé tu dentadura desenvuelta y la velocidad que siempre has tenido para regalar tus caricias y tus besos a los peluches, a las muñecas y a las mascotas. Amas al viento y observas a las gaviotas.

Te conocí dispuesta y leal; laboriosa y receptiva, pues con la actitud sensata respectiva has dejado que los consejos mayores logren detener actitudes peligrosas que con la moral se atan. Y como siempre, tu sentido del humor y tu inocencia, en cada acontecer, de risa y de alegría me aclimatan.

Sé que eres sincera, porque reflejas con tus gestos, los verdaderos sentimientos de tu alma. Y puedo decir con calma que eres una niña prodigiosa. Quien quiera que esté contigo, será una persona dichosa. Pero será siempre mejor si soy yo quien pueda disfrutar de tus abrazos como abrigo. Feliz día, amada y bondadosa niña mía. Hoy te digo.

Edwin Rolando García Caal




Sueña conmigo

Dulces sueños mi vida. Que tus pensamientos viajen hasta el horizonte del mañana. En donde brotan los crepúsculos de vida y se muestra el azul en la ventana. En donde  las olas de esperanza alumbran el futuro y los árboles de vida dejan entrever que cada fruto está maduro.  Dulces sueños mi amor, que si el día de hoy no fue perfecto tus besos y tus manos  lo hicieron algo mejor.  Sueña conmigo; con las caricias de mi cuerpo  y de mis dedos y ese sabor que entre tus labios es divino. Dulces sueños mi vida. Porque tu amor, ya vino.



Allí

Me gusta verte sonriendo, porque motivas mis sentimientos.
Me gusta verte feliz porque me regalas paz.
Y quisiera que sintieras lo que ahora mismo estoy sintiendo,
porque esa conexión será importante para hacernos crecer,
quiero seguir sintiendo y que tú también puedas sentirlo
para creer
que cuando yo necesite un abrazo y un beso tuyo, sin pedirlo
tu me lo puedas proveer.

De mí no te preocupes, porque mis besos y mis abrazos
los tendrás siempre.
Estarán allí, en donde esté tu cuerpo,
y estarán aquí, en donde pienso en ti.

Edwin Rolando García Caal





¿Por qué digo que eres bonita?

Eres bonita porque tu sonrisa llega más rápido que tu llanto.
Porque tu alegría conforta cual canto
la nostalgia que pueda llegar con la distancia.
Porque estar contigo mantiene la estancia, más cerca de lo cálido que del frío.
Y porque los años que pasan, me muestran que tu cariño también es mío.
Que la bendición de Dios pueda convertir cada "adiós"
en un compás de espera,
que retoñará las mejores flores
y mostrará que vales tanto
como los más bellos amores.

Edwin Rolando García Caal





Reír

Es tu linda sonrisa la que me enamora.
Y yo tratando de ser ese caballero que apunta matices a tu cabello.
Y entre tus ojos y los míos, establecer esa conexión inquebrantable
de los más bellos sentimientos.
Pero no puedo, porque sólo mueves los labios
para dibujar una sonrisa
y todo pierde su prisa.

La vida se detiene para que yo pueda admirar
esos momentos.
Esa sensación palpable de apreciar lo indescriptible.

Sólo te puedo decir que tendré más cuidado en hacerte reír,
o terminaré dependiente de tus emociones y de tu sonrisa.
Al principio busqué hacerte reír para enamorarte
pero resulta que cada vez que te ríes
quien se enamora de ti, soy yo.

Edwin Rolando García Caal





Creo en ti

Caminé despacio como si el espacio que me hacía falta fuera inagotable
Y sentí tu mano cerca de la mía dándome el impulso para continuar
No era que tú fueras más fuerte que yo, era que confiabas mucho más en mí.

Siempre ha sido así
El amor despierta los ojos del alma y se ve con calma lo que está en descanso
Y si yo me canso de darte las gracias, todo lo que hago lo haría por ti.

Tú me diste mucho.
No sólo tus besos, ni tus embelesos,
no sólo tu mano, ni tu fortaleza.
Me diste certeza de que yo podía continuar sonriendo si me estabas viendo
Porque tu confianza, como el mar, afianza cualquier río fuerte que venga hacia mí.

Hoy veo que tú, sientes mucho miedo de seguir tus pasos
Y aunque son escasos los minutos y horas en que puedo hablarte
No quiero que olvides que mi amor sincero sigue estando allí para acompañarte
En mi corazón, que he pensado en ti, aunque no te vea, o te diga nada
Porque aún tú eres lo mejor que tengo entre mis recuerdos y dentro de mí.

¿Quieres que te quiera? No debes pedirlo pues sin consentirlo tú vives en mí.
Y si quieres hoy, sentir fortaleza, ten clara certeza que mi fe te sigue,

pues yo creo en ti... eres mi mamá y siempre será así.

Edwin Rolando García Caal



¡Wow man!

Toqué la punta de tus dedos con mis dedos.
Recorrí la palma de tu mano en forma circular.
Vi tus ojos brillar con chispitas de destellos,
vi tus labios sonreír y sin pintar.

Tu cabello se movía con el viento suave y leve,
cual si fuese una tierna y tímida caricia.
Celebré que vinieras frente a mí a saludarme;
aunque breve, vi el vaivén de tus pericias.

¡Qué delicia ha de ser rozar esas mejillas!

Recorrer con mis besos el contorno de tus ojos.
Saborear con deleite la puntita de tu lengua
y sentir tu respiro muy de cerca, sin hablar.

Es una bendición para mi vida, que tú seas "woman"
y que yo te pueda amar.

Edwin Rolando García Caal











Me enamoré de otra mujer



¿Descarado? ¿Por qué? ¿Porque digo que tienes razón?

Descarado fuera si negara lo que siento en el corazón.

Claro que tienes razón eres mi esposa, pero... 

me enamoré de otra mujer,

tal como tú lo afirmas; y cada vez que me pides escoger

me lo confirmas.



Esa mujer me brindó toda la felicidad que es posible;

Me dio caricias en el alma y me mostró que se puede vivir con calma;

por el contrario, estar contigo me resulta imposible.



No sé por qué la odias, porque no deberías. Si dices amarme;

al saber que alguien me hace feliz, te alegrarías.

Ella me dio la ternura que necesitaba y si soñé que vivía entre estrellas,

fue porque a su lado estaba.



Si tú hubieras estado en mis ojos para apreciar esa sonrisa
angelical que vi en su rostro, dejarías por un lado tus enojos 
y reconocerías por qué frente a ella yo me postro.

¡Si hubieras estado en mí! Cuando al desvestirse logré ver todo su paisaje.
Ella fue capaz de hacer a la nostalgia irse,
porque tiene lo dulce mientras tú tienes lo salvaje.

Y mientras más aprietas el lazo con el que me amarras
cuando estoy contigo, más me alejas de tus garras.
Porque aunque esté contigo, añoro acariciar su forma frágil,
o sentir un simple dedo de ella recorriéndome el ombligo.

No me pidas que te quiera, no es posible. Me enamoré de otra mujer,
eso es lo plausible. Porque el corazón sí sabe, y en el corazón no se manda.
Pero si te hace bien enterarte, ella murió y por eso estoy triste y enojado;
en realidad estoy inconsolable porque quisiera estar a su lado. 

¡Cómo quisiera que su boca me hable!
Por eso no dejo que mancilles su recuerdo;
Por eso me mantengo molesto.
Y por eso la defiendo a capa y espada. 
¡Yo de ti no quiero nada!

Amo a la que murió y siempre la amaré. Te lo juro.
¡Tienes que comprenderlo!
Y odio que haya muerto; sobre todo,
porque murió en el mismo cuerpo, 
en el que naciste tú.

Autor: Edwin Rolando García Caal





Hoy pensé

Hoy pensé.

Pero no pensé sin pensar…
Pensé como piensan
los que piensan en qué pensar.

Pensé.
Pensando que lo que pensaba
era un pensamiento importante.

Y mi pensamiento era tan real
que pensé que no lo estaba pensando,
pero la verdad es que pensaba.

Pensaba lo que pensé pensar hace tiempo.

Hoy pensé…
y fue en ti.


            Autor: Edwin Rolando García Caal







Amarilla


Soñar, soñar y soñar,
así pasaron mis días,
como si sólo durmiendo
lograba encontrar la paz.

Tal vez fue porque jamás
conseguía estar sintiendo,
entre tantas agonías
lo bonito que es amar.

Creí que jamás amaría
a una princesa azul
por eso la busqué celeste,
pero al ver que no venía
ni la azul ni la celeste
sentí miedo a mi agonía
y en una flor me escondí.

¿Quién? Iba a decirme un día
Que era princesa amarilla
la que me tocaba a mí.

Autor: Edwin Rolando García Caal




Dilema

Bajo la tarde que entra mutilando el firmamento,
con ella yo caminaba, y ella caminaba lento.
Ya con su mano en mi mano, le recité un poema,
mientras la tarde miraba surgir mi eterno dilema.

Yo respondí su mirada desde muy, muy, muy adentro
y al mirar sus ojos grandes, mi ser estaba contento,
pero su amor no notaba, hiriéndome desde el centro
del corazón y del alma con aquel presentimiento.

Rozábamos las mejillas 
y entre la luz que aparece
vi un brillo en sus grandes ojos;
mi corazón se estremece.

Mis manos tocan sus manos, 
mientras sus dedos me siguen,
y acercándome con todo,
mis labios su voz persiguen.

No se si pasaron veinte o tal vez treinta segundos,
en que el sabor de su boca yo probé con gusto atroz,
pero al final no se trata de amor entre nuestros mundos,
porque su beso fue el modo de consentir nuestro adiós.

Autor: Edwin Rolando García Caal








BESITOS


Corazón bonito y labios de cielo.
Rostro angelical y piel de terciopelo.

Déjame vivir probando tus besitos,
rodeando tu cintura
y acariciando tu pelo.

Y cuando estemos solitos;
déjame soñar que voy volando al cielo;
que vivo entre las flores
y llevo 
pedacitos de ti.

Autor: Edwin Rolando García







Boquita de pescado

Cuando me haces la boquita de pescado
y me pides que me quede aquí a tu lado
me siento bien.
Y sé también
que tú consientes que te abrace y que te bese
precisamente porque mi alma se estremece
al sentir tu piel con ese “tic” tan alocado.

Autor: Edwin Rolando García Caal




Celeste

Me dijo mi hada madrina
que aunque a unas más les cueste,
toda princesa consigue
al fin un príncipe azul.

Le pregunté si los hombres
consiguen princesa azul
y me respondió que sí,
con un aire de bondad.

Pero muy dentro de mí,
me dije que no era verdad,
porque la princesa mía
tendría que ser celeste
o nunca me casaría.

Cuando el cielo está bonito
he buscado su color
Y me pregunto un señor
¿Contemplando el cielo azul?

          ¡Así es!

Le respondí.

Pero muy dentro de mí
no creía tal respuesta,
pues si hiciesen una apuesta
y miran muy bien al Este
verán que es color celeste.

Pero en fin,
yo me callo lo que miro
y escondo en cada suspiro
la nostalgia que hay en mí,
tal vez porque miro extraño
pero cada día del año,
en el Sur, Norte y Oeste,
aunque nadie crea en mí…
todo lo miro celeste.

Autor: Edwin Rolando García Caal






Sabor y olor

Yo no sé si pueda el tiempo
esconderme tu mirada, 
yo no sé  si quiera un día 
alejarme de tu olor,
lo que sé es que no hace
falta que tú seas una hada
para transformar mi vida
y dejarme tu sabor.

Mi  intención no es comerte
cual si fueses ensalada,
aunque siento con tus besos 
un sabor multicolor, 
pero cuando me transmites 
esa luz electrizada, 
me remueves hasta el alma 
y me impregnas de tu olor.
Autor: Edwin Rolando García Caal




Sólo un niño


Caminaba entre violetas, 
mares, lagos y lagunas.

Respiraba con el aire, 
puro, nuevo, limpio y claro.
Me nacieron las aletas, 
tuve lares y entre lunas,
disfruté todo donaire, 
furor, juego en amplio aro.

Ávido de vida,
sabido de comida
y  sacarígeno mi ser,
era todo mi poder.

Guiñador con mil miradas,
golpetear todas las caras.

Yo creía en el cariño,
claro, era sólo un niño.

Autor: Edwin Rolando García Caal



Junto a ti

Quiero estar contigo hasta la hora
en que la noche se instale 
definitivamente en mi almohada,
cuando se apague mi horizonte y el “ahora”
sea solamente un cuenta de hadas.

Cuando llegue el momento de los recuerdos
y confiese que has sido mi consuelo y mi refugio,
cuando declare que tu mirar ha sido
el mejor obsequio que el Señor me pudo dar.

Quiero estar junto a ti cuando se alejen
para siempre mis anhelos,
cuando nuestra historia motive
nuestros más largos desvelos,
cuando sea otro el tiempo.

Quiero estar contigo 
cuando vea a nuestros hijos
ser amigos,
cuando ellos griten con ansias de vida,
la dulce mirada de nuestra tarde ida.

Quiero estar contigo
cuando ya no exista la palabra “sigo”,
cuando el “me acuerdo” nos persiga 
a cada momento
y el tiempo sea solamente
un recuerdo 
que viajó con el viento.

Autor:  Edwin Rolando García Caal





Ella me sigue cuidando


Caminando a oscuras por la habitación, allí está ella,
la que mejor que un vigía, cuidó mis pasos de noche y de día.
Ya  no se ha pintado su cabello al blanquear, porque ahora sabe,
que con el tiempo ella vale más y es su pasado el que la hace mujer.

Ahora, ella no vive el presente, pues lo mejor de su vida
hoy se refleja feliz en su mente.
Ahora, detuvo el tiempo en sus manos,  me ve pasar y no sabe
que ya he crecido y que estoy diferente.
Mi madre me sigue cuidando.

Para ella sigo siendo el niño que fui, no importa el tiempo.
Hizo mi casa en su corazón y aunque es pequeña y yo sigo creciendo...  nunca seré tan grande.

Viendo a mi hijo me confunde con él y se ilusiona otra vez,
sus esperanzas ha puesto en él, pero al llamarlo pronuncia mi nombre.

Caminando a oscuras por la habitación, allí está ella,
la que mejor que un vigía, cuidó mis pasos de noche y de día.


Tiene muchas metas y la vida la ve como un problema
que se resuelve sólo con fe, dice que amando se llega a ser hombre.


Ahora, ella no vive el presente, pues lo mejor de su vida
hoy se refleja feliz en su mente.
Ahora, detuvo el tiempo en sus manos,  me ve pasar y no sabe
que ya he crecido y que estoy diferente.

Y ella,... me sigue cuidando.

Autor: Edwin Rolando García Caal



Eva


Me bebí tu sonrisa 
y hoy mi boca te añora,
contemplé tu mirada, 
y hoy no vivo sin ti,
y al sentir tu piel suave,
como niño que explora,
me perdí emocionado
y el amor presentí.

Yo no sé que me diste,
pero en mí se renueva,
pues desde ese momento
algo extraño pasó,
me dejaste una prueba
del pecado de Eva
y en mi mente y mi vida
tu presencia quedó.

Ahora sé que no existe
del amor cosa nueva,
porque llega y te toma
sin pedir atención.

Si con suaves encantos
tú fingiste
 ser Eva…

en Adán transformaste
mi sutil corazón.

Autor: Edwin Rolando García Caal





Fortuna


Tu mirar deslumbra,
tu sonrisa agrada,
lo que está en mi luna
se convierte en nada
cuando tú me miras.

Y no puedo hablar,
cuando tengo tanto
y tanto que tratar.

Cambia pues mi soledad
y abre mi fortuna,
siempre haz sido tú oportuna,
hoy no me hagas esperar.

Entrégame tu amor
o dicta la condena.

Tú eres mi flor,
tú eres mi pena.

Autor: Edwin Rolando García Caal






La foto de mi madre







Madre,
no consigo recordar aquella tarde
de bullicio, de congoja y de ternura;
ni el instante en que tu boca hizo alarde
de tocarme completito y con dulzura.

Será acaso que la mente me traiciona
por no darme la virtud de ser feliz
o será que tengo ya tanta alegría,
que tener un poco más me alejaría
de este mundo, de tu risa
y de tu vista.

He tenido que confiar,
he tenido que creer,
las historias en que todos
me describen tu querer
y te miro en esa foto
y te admiro,
porque sé que tras tu encanto
tú bendices este llanto
de un pequeño
y triste ser.

Madre no consigo recordar tu primer beso
mas no importa,
porque sé que aún sin eso
te haz ganado mi alabanza
y mi querer.

Autor: Edwin Rolando García Caal




LA PROPUESTA

El color de mi vida
es el iris transparente de tus ojos,
que denota claro, tu amor alible a mi esperanza soñadora,
y tu sonrisa florida, transforma ¡in albis!, mis sentimientos a la vida.

Pasan los días…
queriendo ser el caddy de tus alegrías.

En tu nombre intransitivo se refleja la candidez de tu actuar infatigable,
el cual he querido remedar aborregado,
pero es innegable,
el venablo de tu amor me han clavado.

Al amanecer y verme en el espejo, añoro tu reflejo
y aunque mi vida, una bataratada,
se hiera por seguir pensando en igual manera,
sería peor si no soñara nada.

Permíteme agorar que en algún día consiga deleitarme con tus labios,
en medio de una brisa antes del día,
debajo de un suspiro…
o de un beso.

¿No respondes?

En el silencio de tu voz están los versos escondidos
y bajo la brillantez de tus ojos humedecidos percibo tus caricias.
¿Será que podrían mis pericias,
hacerte hablar?

A paso ligero he de desmolar mi contingencia,

pues tu silencio ha opacado mi inteligencia.

Pero aún no estoy desanimado,
y aunque cueste el caminar sudor helado,
con más golpes ¡A fortiori!, te querría.

¿No respondes todavía?

Tu silencio me gusta, no te miento,
porque yo aforo la música, pero también el silencio cuando es grato
acérrimo sentimiento,
que me hace olvidar lo que es ingrato.

Déjame decirte que tú motivas mi granado pensamiento,
ultraísmo nacido del haz de tu mirar.
Tú me obligas a soñar aún despierto,
me permites creer y en ti impetrar.

No pienses que es todo esto un adefesio,
pensar y actuar sin propia voluntad,
¡Abulia!, pero lo que hoy y ahora siento
es aforismo convertido en facultad.

Contigo sería más hermosa la primavera,
contigo volvería a recorrer mi vida entera.
Y es que sin mi consentimiento
el abril de tu vida, ha cautivado mi pensamiento.

¿Por qué no?
Para darle inicio a nuestra historia,
aceptas…
¡Ser mi novia!

Autor: Edwin Rolando Garcia Caal














La sorpresa


En medio de la multitud que circulaba en la estación de policía. El padre se lamentaba y entre dientes se decía:

¿De dónde es que este pequeño, me sale con esa maña? Con todo lo que le he dado, ¡esa actitud si me extraña!

Es cierto que no tiene madre, pero eso no le hace falta, porque el amor de este padre, no lo cubre, no lo tapa, ni la montaña más alta.

Trataba de darse confianza mientras pagaba la fianza. Y al tiempo que caminaba a donde estaba el muchacho se dijo: ¡Tal vez fue trampa de algún compañero gacho! Lo obligaron, le pegaron, yo que sé, ¡Con algo lo amenazaron!

A su lado, caminaba la dueña del almacén y enterada de la suerte que tenían padre e hijo Repetía y repetía: ¡Si ese fuera mi hijo, a palos lo agarraría! El buen padre trabajando mientras el hijo robando.

El buen corazón del padre en su hijo aún confiaba y cual si fuese rosario repetía: ¡Es mentira! Cuando él me lo diga todo acabará este calvario.

¡Lo siento padre, no pude robar aquellos zapatos! Exclamó asustado el niño ante el asombro del padre.

¿Acaso querías hacerlo en tu bueno y sano juicio? Sus manos tiemblan al verlo y su mirada lo abraza pero aún así lo rechaza.

Mientras aquella respuesta, mata el corazón del hombre, Él con preguntas esconde el gran dolor que le aqueja. Mientras, pregunta al chiquillo con tono tal vez de queja:

¿Tienes hambre? ¿Tienes frío? ¿Por qué no dices ni pío? ¡Mira bien que ropa llevas! ¡Tienes zapatos y suéter! Pantalones, cincho y todo. ¡Explícame! Qué no hay modo de que lo hecho, yo entienda.

Papito, es que al ver la tienda llena de tantos zapatos recordé que no trabajo y que yo no cargo dinero. También recordé que tengo todo lo que necesito, y aunque tú estás viejecito jamás me has dejado falto de comida y de vestuario.

Pero hoy en la mañanita te vi el dedo gordo libre, saliendo de tus zapatos.

¡Eran para ti papito!

Porque aún estoy chiquito y… ¡Yo no puedo comprarlos!

Autor: Edwin Rolando García Caal












RITMO NUEVO

Hay unos ojos que no ven por fuera, sólo por dentro.
Hay unas manos que no tocan lo externo sino el alma.
Están conectados a un sentimiento de calma
cuya posición está en el mismo centro,

de mi propio karma.

Construyen con destreza sentimientos sanos.
Tocan la distancia para que se haga nada.
Transmiten la esencia que se siente amada
y propagan lento sudor por las manos.
Como agua helada.

Mantienen el cuerpo flotando en el aire.
La mente tranquila sin pensar de más.
Y por más que quieras no podrás jamás,
evitar que todo parezca donaire.
Nada más.

Hablo de mirar más allá del tiempo.
De sentir aquello que no sé explicar.
De dejar que el alma se pueda asomar
como un ritmo nuevo, una especie de EMPO
Que se llama AMAR.


 AMAR… T… ATI.

Autor: Edwin Rolando García Caal




Veinte mil

El amor es el regalo eterno que nos da Dios. Es la paz que se mantiene siempre si hay perdón.  Es el sentimiento que despierta en ilusión. Y pide que cuentes hasta veinte mil. El amor es el que afirma que tú eres la mejor. Y reafirma la confianza de esperarlo junto a ti. El que pide ver la luna hasta el día veinte mil y sonreír. El amor es verlo todo con gusto y con pasión. Es pensar que tus labios son dulces de maní. El amor es lo que siento cuando estás en mi y sentir chispitas de cariño desde una a veinte mil.

Edwin Rolando García Caal


Astucia femenina

Eres bella y atrayente, por tu intelecto,
por tu carisma de mujer completa
y por tu aspecto.
Porque sabes cómo hacer que mis sensaciones
lleguen a niveles extremos.
Te vendes bien, eso es lo que todos hacemos.
Pero tu estilo no es de cualquier gente.

Cuando estemos solos
rogaré a la primavera que me acompañe
y que con sus colores no empañe
la belleza que hoy veo en ti,
como diciendo que allí estás
para mí.

Autor: Edwin Rolando García Caal






6 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bonitos poemas!! :) felicidades!!!

Anónimo dijo...

impresionante lo que escribe... gracias..!!!!

Mercedes dijo...

Muy boniito todos estan muy bonitos! felicidades Licenciados!!

j23c dijo...

wow hermoso lo que escribe Lic.. impactante la verdad.. pero hmmm hay forma de contactarlo? ud tiene maravillado a la Licda Tania Rendon.. estoy con ella los domingos en Problemas.. (la clase verdad jejejeje) y nos recomendó leer un documento que ud hizo.. ud da problemas? si siii ayuda Lic..! ayudeme jejejeje

Brenda dijo...

Profesor, que lindo lo que escribe. Y no solo por ser romántico, si no que ayuda a reflexionar y a pensar.
Felicidades.

Anónimo dijo...

Excelentes poemas, su princesa amarilla es afortunada.