Abuelita, quiero contarte que hoy vi hacia el cielo y sentí algo bello, al ver las nubes blancas del color de tu cabello; y mientras tocaba pensativo mis labios, recordé tus consejos que considero eran siempre sabios.
Recordé aquel tu abrazo de despedida, y el día en el que te quedaste eternamente dormida, y hasta hoy comprendí que sí hiciste honor a tu nombre, cada vez que movías tu buz, porque Candelaria se origina de candela, y significa “la que da luz”.
Por eso oro siempre por el descanso eterno de tu alma, por los recuerdos felices que me permiten mantener la calma. Que Dios te invite a contemplar la luz de su divino rostro, mientras agradezco tu historia y los recuerdos por los que hoy delante de él me postro.
Gracias Señor, haberle permitido estar conmigo, fue un honor. ERGC 2/2/2024