1 de octubre de 2024

Diez cosas que quiero pedirte

 Edwin Rolando García Caal
1/10/2024







Siendo tu padre, hay muchas cosas que quiero decirte, para que quede claro que eres el amor que cultiva mi espíritu. Entre ellas, quiero confirmar que tu existencia ha sido para mí una bendición y un reto. Esa razón de estar contento sin motivo. Solo con verte. Solo con saber que estás bien. 

Siendo tu padre, quiero decirte que me afané en buscar lo que te gustaba jugar, lo que te gustaba leer, lo que hacías bien. Y disfruté tu humildad de pedir perdón y de olvidar pronto los agravios, con un abrazo y un beso. Sabes, te di amor, abrigo y alimento. Y preparé el sendero para tus convivencias sociales. Pero el tiempo pasa y la edad me alcanza. Ahora me preocupa no estar allí para decirte lo que debes oír cuando necesites consejo. Por eso te escribo esta carta. En ella, te propongo que disfrutes la vida y para ayudarte a alcanzar la felicidad hay diez cosas que quiero pedirte. Las he ordenado en forma de diez cualidades. Diez palabras, que quiero que cultives.

La primera es la Autoestima. Esa actitud de confianza en uno mismo, cuando defiendes tus ideas. Cuando tomas tus propias decisiones. Cuando exploras todo tu potencial, y alcanzas la confianza para proponerte objetivos personales y trabajas para lograrlos. Cuando construyes a tu alrededor un entorno de afecto y apoyas a los demás. Con la Autoestima generas lazos de respeto y Empatía para ti y con los demás. Con Autoestima desarrollas autoconocimiento (saber quién soy), aceptación (me acepto como soy), superación (intento mejorar lo que soy) y autenticidad (pido respeto para lo que soy). Cultiva tu Autoestima, porque es el equilibrio emocional en donde no te crees un ser perfecto, pero tampoco uno totalmente incapaz. Cultiva tu Autoestima porque conoces tus fortalezas y tus debilidades y convives con la aceptación, porque confías en tu propio criterio a la hora de decidir actuar.

La segunda es la Asertividad. Esa capacidad de reaccionar sin ofender. Una capacidad de poner límites a las personas para que no invadan tu espacio personal, para que no te creen malestar o ansiedad. Con Asertividad tienes una posición contundente pero no agresiva. No te sientes mal al decir NO. Porque eso es poner límites. Con Asertividad recuerdas tus derechos. Sabes que debes compartir la responsabilidad de las cosas, pero también sabes que no tienes que cargar con la responsabilidad de los demás. Con Asertividad también sabes que no debes descargar tus responsabilidades en los demás. Al cultivar la Asertividad sabrás que no es necesario que te justifiques cuando tomas una decisión. Con Asertividad reconoces las capacidades de los demás y se las haces ver. Diciendo aspectos positivos de las otras personas ganas amigos. Reconocer las capacidades de los demás es elogiar sin que se vea como una adulación. Gracias a la Asertividad reconocemos que no es fácil tener cualidades, por eso felicitamos a quienes tienen cualidades. No descalificamos a los demás, confiamos en que harán su mejor esfuerzo para resolver los problemas. Al cultivar la Asertividad no interrumpes cuando los demás hablan, no permites que te interrumpan cuando tú hablas. Con Asertividad iniciarás tus oraciones frente a los demás con la frase, entiendo tu posición, pero… Preferiría que… Te comprendo con claridad, pero decido que la respuesta es NO. Hoy no puedo, pero mañana las cosas pueden cambiar. Me sorprende que me digas eso, porque no esperaba que tú hicieras… Con Asertividad fomentarás la paz.

La tercera es la Honestidad. Esa cualidad que te hace respetar la verdad. La Honestidad te hace ser confiable para los demás. Con una moral y principios éticos sólidos, pues implica actuar con integridad y coherencia entre lo que se debe hacer y lo que se hace. Con Honestidad hay respeto mutuo, porque se valora la transparencia en las interacciones personales. La Honestidad debe abarcar las palabras y las acciones. La Honestidad es una identidad personal. Con Honestidad los problemas tienen soluciones rápidas y efectivas. Cultivar la Honestidad es no copiar en los exámenes, es no engañar. La persona honesta no se atribuye el trabajo de todo el grupo. Los honestos no se hacen los locos para que los demás hagan sus tareas. Con Honestidad se respeta la propiedad de los otros. Los honestos no apoyan, ni alientan a otros a hacer trampa. Honestidad es devolver las pertenencias a la persona que las ha dejado caer sin intención. Honestidad es dar información útil cuando alguien solicita indicaciones de una dirección o es decir que no sabemos. A quien cultiva la Honestidad le es fácil seguir las normas y las señales de tránsito. Logra mantener los límites de velocidad. Busca el bienestar de todos. Pagar las tarifas correspondientes en los servicios públicos, no anda de polizón. Ofrece productos de buena calidad y en perfecto estado. Quien cultiva la Honestidad vende a precios justos, no ofrece falsos descuentos, reintegra un pago recibido de más y promociona los productos de forma transparente sin exageraciones o falsas afirmaciones ante los clientes. Quien cultiva la Honestidad cumple el horario ofrecido, respeta la privacidad de los demás, no oculta información que cambiaría las decisiones de otras personas. Las personas honestas no difunden rumores, ni noticias falsas ya que verifican cualquier información recibida. Cultivar la Honestidad te hará pocos, pero buenos amigos.

La cuarta es la Empatía. Esa habilidad de reconocer el esfuerzo de los demás, de comprender por lo que están pasando y de compartir sus sentimientos y emociones de tristeza o alegría. Cultivar la Empatía es ceder el asiento en el transporte público a aquellas personas que tienen menos capacidades que nosotros o en el tráfico ceder el paso. Cultivar la Empatía es mostrar compasión. Es mantener la cortesía en lugar de la competencia. Es ofrecer el tiempo para escuchar a los demás viéndolos a los ojos. Es buscar oportunidades de brindar apoyo. La persona que cultiva la Empatía no juzga a los demás, ni emite críticas sobre las acciones, pensamientos o sentimientos que los demás expresan. Cultivar la Empatía es ayudar desinteresadamente, es tener sensibilidad emocional, es comprender a los demás aún sin que expresen sus problemas. Es mostrar comprensión a los puntos de vista de las otras personas. Cultivar la Empatía es tratar de sentir las emociones del prójimo como si fuesen propias. Es tratar de comprender los pensamientos, los sentimientos y las perspectivas de la otra persona desde un punto de vista objetivo. Es sentir el deseo genuino de ayudar, aunque no se entienda del todo la situación de la otra persona.

La quinta es la Tolerancia: Esa destreza que permite aceptar las diferencias ante la diversidad de culturas, expresiones y opiniones. Cultivar la Tolerancia es aceptar que existen diferencias naturales inherentes a la condición humana. Es la habilidad de aceptar la vida en comunidad y en armonía. La Tolerancia supone reconocer y aceptar los derechos y las obligaciones de los demás sin renunciar a sus propias convicciones. Es el respeto al prójimo. La Tolerancia es el esfuerzo de comprender que existen diferentes niveles de aprendizaje. Es el fundamento de la democracia. Cultivar la Tolerancia implica el reconocimiento de los derechos humanos y de las libertades individuales y colectivas. Es el freno necesario para no imponer mi forma de pensar a otros ciudadanos que tienen culturas diferentes. La Tolerancia utiliza la herramienta del diálogo para alcanzar acuerdos. Quien cultiva la Tolerancia asigna un valor a las creencias de los demás. No discrimina ni actúa con prejuicios o rechazos hacia las otras personas, sin evidencia. Cuando sea necesario hay que ceder, por ejemplo, aunque no se esté de acuerdo, es posible aceptar que la otra persona obtuvo más votos con su punto de vista, aunque ese punto de vista sea contrario al mío. Para cultivar la Tolerancia hay que escuchar los argumentos. Quien cultiva la Tolerancia no considera insignificante otra forma de pensar. La Tolerancia hace uso de la paciencia. Cultivar la Tolerancia significa respetar los límites de los demás sin olvidar mis propios límites. Es hacer uso de un lenguaje no discriminatorio ni ofensivo.

La sexta es la Constancia: Esa pericia de ordenar mis prioridades para alcanzar mis metas o mis propósitos de éxito. Cultivar la Constancia es dominar el cansancio. La Constancia es firmeza de carácter para hacer lo que uno se ha propuesto. Es el pilar del éxito en todas sus variantes. Cultivar la Constancia es hacer a un lado las comodidades que nos impiden lograr lo que nos proponemos. Es mantener la actitud de buscar nuevos horizontes. Cultivar la Constancia es enfrentar las dificultades para evitar que nos derriben y nos quiten las ganas de avanzar. La Constancia permite suplir nuestras debilidades, porque nos hace fuertes a puro compromiso. Cultivar la Constancia es dejar un estilo de vida sedentario para buscar uno que nos permita mantenernos en movimiento, haciendo ejercicio, aceptando la vida. Quien cultiva la Constancia busca incesantemente nuevos aprendizajes. La Constancia nos hace músicos, poetas, escritores, atletas, políglotas. La Constancia siembra nuevos retos y nos brinda la satisfacción de poder disfrutar las recompensas.

La séptima es la Creatividad. Esa disposición que permite ver las cosas desde otro punto de vista. Que promueve pensar de forma diferente. Que permite enfrentar los problemas de una sociedad cada vez más compleja, que cambia constantemente, y que requiere una gran capacidad de adaptabilidad. La Creatividad, en el mundo de hoy, es un factor de competitividad e innovación. Para potenciar la Creatividad es necesario dejar volar la imaginación, proponerse la búsqueda constante de cosas nuevas. Cultivar la Creatividad es aceptar que los errores permiten repetir las acciones de una forma diferente, todas las veces que sea necesario. Cultivar la Creatividad requiere paciencia y práctica. Cultivar la Creatividad permite vivir el aquí y el ahora. Relaja el cerebro, potencia la capacidad de resolver y permite enfrentar con optimismo los nuevos retos de la vida. La Creatividad libera endorfinas, así como reduce la depresión, la ansiedad y la baja autoestima. Cultivar la Creatividad permite la superación personal constante. Abre tu mente para manifestar sentimientos, emociones e ideas. La Creatividad es una ventaja significativa sobre los comportamientos convencionales. Impulsa la productividad y la eficiencia, a la vez que crea motivación y compromiso. Quien cultiva la Creatividad genera nuevas oportunidades a los demás. Amplía el horizonte de la vida y permite dominar la libertad. Cultivar la Creatividad es darle sentido a la colaboración y al intercambio de ideas. La Creatividad es una puerta al aprendizaje y estimula la originalidad. Quien cultiva la Creatividad promueve la lealtad de los amigos y reduce el defecto denominado resistencia al cambio.

La octava es la Puntualidad: Esa virtud humana de coordinarse para cumplir las tareas requeridas o a las cuales nos hemos comprometido. La Puntualidad es una cualidad adquirida y es el principio sobre el que se funda la disciplina. Ten el cuidado y la diligencia de llegar al lugar y a la hora convenida, porque no hay nada mejor que hacer las cosas a su debido tiempo. La falta de Puntualidad se considera una falta de respeto e incluso un insulto. Si tomas en cuenta que el tiempo es un recurso que no se puede ahorrar ni comprar, llegar puntual significa respetar el tiempo de las otras personas. Ten en cuenta que son contrarios a la Puntualidad el olvido, la pereza y el desinterés. En la mayoría de leyes laborales la impuntualidad es causa de despido y quien es puntual demuestra que es una persona organizada y responsable. Al cultivar la Puntualidad sabrás que llegar unos minutos antes de la hora acordada es una cortesía. No olvides que el tiempo es oro y que solo las personas que son conscientes de que el tiempo es el mayor tesoro de la humanidad llegan puntuales. La Puntualidad también nos permite lograr la eficacia y, por lo tanto, la Puntualidad es un insumo que ayuda significativamente a alcanzar el éxito. Te recuerdo que la Puntualidad es la esencia de las personas exitosas. La Puntualidad combina responsabilidad, compromiso y autodisciplina. La Puntualidad permite tener credibilidad y reconocido profesionalismo. Cultivar la Puntualidad hace que las personas confíen en uno. Quien cultiva la Puntualidad influye positivamente en el logro de resultados. Cultivar la Puntualidad reduce el estrés y te libera de la ansiedad. Cultivar la Puntualidad te permite hacer las cosas más fáciles y sobre todo evita que después andemos en busca del tiempo perdido.

La novena es la Determinación: Esa aptitud denominada también osadía. Es sinónimo de coraje o valentía. Eso significa que se puede alcanzar un propósito aún con pocas posibilidades, o enfrentando muchas dificultades. También significa poner fin a las cosas. Cuántas personas tienen el propósito de aprender a hablar inglés, pero no tienen Determinación, por lo tanto, pasan los años y siguen sin alcanzar esa meta. El éxito puede ser externo, establecido como un plazo legal que presiona a su cumplimiento, pero cuando uno mismo se pone los plazos para alcanzar paso a paso lo que se propone, entonces se dice que tiene Determinación. Pocas personas han tenido la Determinación para dejar de fumar. La Determinación significa enfrentar los cambios sin flaquear, sin desanimarse por las adversidades o por lo difícil que sea una meta. La Determinación es hacer las cosas por cuenta propia, sin necesidad que alguien esté presionando para que alcancemos las metas, es mantener el interés. Significa tomar sus propias decisiones sobre cuando iniciar una tarea y qué procedimientos seguir para lograrla. La Determinación supera el miedo a fallar. Considera que los errores son lecciones aprendidas, y útiles para el siguiente intento. La Determinación es una fuerza de carácter. Es perseverancia y tenacidad. Es pasión. Es tener resistencia para caminar en contra del viento. Es aferrarse a una idea de futuro y trabajar por hacerlo realidad. Se ha demostrado que las personas que tienen éxito en la vida, tienen en común la Determinación. Para cultivar y desarrollar la Determinación es necesario hacer las cosas con pasión, con el propósito de llegar al límite y con la esperanza de llevar nuestras ideas a la práctica. Eso es tener firmeza en el carácter. 

La décima es la Humildad. Esa valoración propia que cada ser humano hace respecto de la dignidad de los demás. Se valora en su justa dimensión el trabajo y el esfuerzo ajeno. Se valora la calidad de ser humano que nos hace tener un mismo origen, una misma naturaleza y un mismo destino. Cultivar la Humildad es valorar las propias virtudes reconociendo nuestras limitaciones. Algunas personas son vaso, otras personas son garrafón, otras personas son tonel, pero si cada uno se llena de agua hasta su propia capacidad estará haciendo su mejor esfuerzo y, por lo tanto, tendrán el mismo valor cuando se trate de valorar su dignidad. Cultivar la Humildad es valorar lo que sí tiene valor, aceptando que al morir no llevaremos con nosotros las cosas que no tienen valor. Si no lo podemos llevar con nosotros al morir, no tiene valor. Por lo tanto, cultivar la Humildad es restarle valor a la posición económica o social, a los títulos y a los puestos; al tamaño de su carro o de su casa, a su edad. Lo que tiene valor es la belleza y la belleza no envejece. Lo que tiene valor no se puede adquirir con dinero. Quienes se sienten poderosos por su riqueza material o su posición laboral en realidad son seres inferiores que tienen una baja autoestima. La Humildad se adquiere de la mano de la sabiduría, por eso quien cultiva la Humildad lee mucho. La soberbia es fruto de la ignorancia y es el antónimo de la Humildad. Quien cultiva la Humildad modela su comportamiento para no mostrar superioridad ni en el actuar, ni en el vestir, ni en el hablar. La Humildad tiende a generar lealtad y agradecimiento genuino de las amistades.

Con estas diez cosas, puestas en práctica, estaré feliz de que seas feliz.

Atentamente, tu papá.


5 de febrero de 2024

Este dos de febrero





Abuelita, quiero contarte que hoy vi hacia el cielo y sentí algo bello, al ver las nubes blancas del color de tu cabello; y mientras tocaba pensativo mis labios, recordé tus consejos que considero eran siempre sabios.

Recordé aquel tu abrazo de despedida, y el día en el que te quedaste eternamente dormida, y hasta hoy comprendí que sí hiciste honor a tu nombre, cada vez que movías tu buz, porque Candelaria se origina de candela, y significa “la que da luz”. 

Por eso oro siempre por el descanso eterno de tu alma, por los recuerdos felices que me permiten mantener la calma. Que Dios te invite a contemplar la luz de su divino rostro, mientras agradezco tu historia y los recuerdos por los que hoy delante de él me postro. 

Gracias Señor, haberle permitido estar conmigo, fue un honor. ERGC 2/2/2024